martes, 1 de febrero de 2011

Consecuencias de la soledad transitoria.

Primeras horas tardías de un febrero, desde mi cuadrilátero tendente al horror vacui, declaro que echo de menos * . En cualquier caso, mañana puedo seguir llevando a cabo mi plan maléfico de no parar ni un segundo para pensar. Pero ni soy tan fría como pretendo, ni albergo tanto rencor.


// Planes a corto plazo: Bruselas, Maastricht, Louvain-la-Neuve y Amberes.

1 comentario:

  1. Si ese rencor es suficiente como para montarse un plan que te impida pensar es que se ha convertido en rencor contra ti misma, ¿no?

    ResponderEliminar